Mi querida madre siempre ha asociado los remolinos en el pelo, con lo bendito del niño; si fuese matemática diría que los remolinos son prueba evidente de lo "malo" que es. Pero tengo que quitarle algo de razón, pues los remolinos tienen una explicación matemática que voy a tratar de explicar en este post veraniego.
Supongamos que nuestra cabeza es una esfera, y nos planteamos el objetivo de peinarnos (entendiendo por tal alisar el pelo). Cada pelo, puede considerarse tangente a la cabeza y si dos pelos están próximos, sus direcciones han de ser "parecidas". Esta idea que en Matemáticas se expresa en términos de continuidad, es imposible, y el resultado que lo afirma se conoce con el llamativo nombre de Teorema de la bola peluda: llegará un momento, en el que un pelo debe hacer un giro o remolino.
Si la Naturaleza sabe o no Matemáticas, es una diatriba que con frecuencia suele ponerse sobre la mesa; lo cierto es que cuando el cuerpo se encuentra con esta disyuntiva, cosa que se produce en el útero materno, no le queda otra opción que escaparse con un remolino (y en ocasiones hasta dos).
¿Tendrán las mujeres remolinos? claramente el Teorema enlazado anteriormente nos dice que sí, lo que ocurre que al llevar el pelo más largo, no se aprecian.
Una opción para ir "bien peinados" es hacerse la raya, con lo que se transgrede la idea de continuidad (pelo cercanos a ambos lados de la raya, tienen direcciones opuestas).
Pero el resultado, al margen de quitar hierro al asunto de los remolinos, tienen diferentes aplicaciones entre las que se pueden citar la meteorología o la Informática, con lo que los prácticos se habrán puesto más que contentos.